Muertos al pecado
Sabiendo eso, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con El, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Porque el que ha muerto ha sido justificado del pecado – Romanos 6:6-7
Qué maravilloso Jesús, que para vivir Su vida, tenemos que estar muertos al pecado! Amados imposible vivir el pecado y la vida, eso no es vida, es muerte.
Efesios 1:4 dice:
"Según nos escogió en El antes de la fundación del mundo,
para que fuésemos santos y sin mancha delante de El"
Una vez que aceptamos a Cristo Jesús como nuestro Salvador personal, una vez que reina y señorea en nuestras vidas, y nos convertimos en nuevas criaturas; entonces podemos por la luz que nos dio ir aprendiendo todo lo que nos fue concedido por El, y una de ellas es que nuestro viejo hombre, el hombre acostumbrado a vivir por los sentidos, por emociones, sentimientos fue crucificado juntamente con Cristo Jesús, porque aquello que nos guiaba al pecado murió (fue separado de nosotros), el cuerpo del pecado tuvo que morir para ya no servir al pecado. Cuando Jesús cargó el pecado nuestro, llevó enfermedades y dolencias, la consecuencia fue Su muerte, y nosotros morimos con El, por eso sabemos que ya estamos muertos al pecado, ahora vivimos a la justicia de Dios, somos justos, el único ser que puede vivir la justicia de Dios es el que está muerto al pecado. Te consideras justificado, bien haces, entonces sabes que estás muerto, y los muertos no pecan, porque el pecado ya fue destruido.
Cuando el Espíritu Santo puso en mi la decisión de enviar estos devocionales, lo hizo sabiendo que escribiría a los santos de Oasis de Amor, y de todo el Cuerpo de Cristo a nivel de todo el mundo, a los limpiados y lavados por la sangre del Cordero de Dios; en quienes fue derramado Su amor. Aquellos que viven en este mundo, pero no son de este mundo y sus deseos y vanagloria, no pueden ni anhelan participar de su concupiscencia y lascivia.
Así sabemos entonces que estamos muertos al pecado, a las enfermedades, dolencias, escasez y pobreza; podríamos entender que si todas estas cosas vienen contra un muerto, no habrá reacción alguna, el muerto no recibe, ni siente nada. Pues comportémonos como lo que somos muertos al pecado, muertos a la enfermedad y dolencia, muertos a la escasez y pobreza. Y vivos para la salud y prosperidad de Dios que ya fue dada, entregada a nuestras vidas, es más la Palabra en II Pedro 1:4 dice: que somos partícipes de la naturaleza (estado, condición) divina. Dios es Espíritu, y nosotros somos espíritu por excelencia. Es más somos espíritu, tenemos un alma, y vivimos en un cuerpo. Como siempre enseño aquí el orden de los factores altera el producto, hablando matemáticamente.
Entendemos entonces que estamos muertos y vivos. Muertos para el pecado del diablo, y el mundo (lleno de su voluntad y títeres) del diablo. VIVOS para Dios y en Dios para ganar a los perdidos e ingresen al Reino de Dios, como nuevas criaturas, y sean sentados en los lugares celestiales con Cristo Jesús, gocen de su herencia en Cristo, y tengan paz, salud y bienestar.
Dios y Padre gracias porque fuimos crucificados juntamente con Jesús en aquella cruz, morimos con El, resucitamos con El, y fuimos sentados en El, ahora gozamos la gracia dada por El, porque Jesucristo es el Don, es el Regalo de Dios para nuestras vidas; gracias en el Nombre de Jesús.
Posted in: on 7 de octubre de 2010 at en 2:00 a. m.