Jesucristo - parte 4

Y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para la gloria de Dios Padre – Filipenses 2:11
Han habido oportunidades en que el sólo hecho de declarar Jesús, Jesús, Jesús, sobre una zona en mi cuerpo afectada por el dolor, o por situaciones difíciles en la vida, este Nombre me ha desatado de todo mal; ante este Nombre no hay enemigo que quede en pie, tiene que huir.
Este Nombre Jesús, es el Nombre del Hijo amado de Dios, en Quien el Padre toma complacencia, y cuando Jesús vive en ti, entonces el Padre también toma complacencia en ti, porque fuiste hecho acepto en el Amado.
Pedro dijo: “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”; qué tal revelación no de carne, ni sangre, sino de Mi Padre (dijo Jesús) que está en los cielos”. Reconozcamos la persona del Hijo de Dios, amados una cosa es creer en un espíritu tipo fantasma, y sabemos que Dios es Espíritu, pero no fantasma, y entonces otra creer en la persona del Padre, o la persona del Hijo, o la persona del Espíritu Santo.
Tu puedes hablar a un pedazo de madera por tallado que esté, o a un pedazo de oro o plata tallados, pero nada sucederá; en cambio hablas a Jesucristo, estás hablando con una persona divina, que ha prometido escucharte y responderte; siempre te dirá es Mi privilegio.
De qué forma lo toma Jesús, pues estás hablando de tu espíritu a Jesús quien es Espíritu pero tiene un cuerpo glorificado, como lo tendrás tu un día; recuerda que el fue Hombre verdaderamente; El vive en ti y está en los cielos, porque eres espíritu por excelencia puede suceder esto; dice Efesios 1:10 “De reunir todas las cosas en Cristo … así las que están en los cielos, como las que están en la tierra”. Están reunidas en Cristo, y El vive en ti; que recibas sabiduría y revelación, y los ojos de tu entendimiento sean alumbrados, para que sepas lo que has recibido.
Cuando tu entiendes plenamente que Jesús es Señor, entonces entiendes la forma en que tu también puedes señorear, en Génesis Dios Padre bendijo al hombre diciendo: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y SEÑOREAD …” sobre todo lo creado. Mientras alguien no tiene a Jesucristo en su vida, sufre la consecuencia que Satanás es el dios y señor de este mundo, Adán lo coronó como tal, pero cuando sales de ese señorío de tinieblas y entras al Señorío de la luz de Jesús, tu puedes señorear como El lo hace, Su Reino es Reino de luz y es tu Reino ahora, y el Rey vive en ti, El Señor vive en ti.
Señorea tú con confianza, en la confianza y la seguridad que Tu Señor Jesús te da, y en la seguridad que vive en ti. Mientras no veas a Jesús como la persona divina del Hijo del Dios viviente, no es fácil, pero de ahora en adelante, esto es pan comido para ti. El que es señor, no tiene temor, no tiene culpa de nada, no acepta la maldad, señorea y gobierna conforme a los principios de su Reino, y agrada a su Señor, y su gozo es estar sometido a la autoridad de su Señor, porque El es la fuente de esa autoridad inherente ahora a quien es señor en la tierra y sobre todo lo creado, su labor es sujetar a Satanás bajo sus pies, porque esta bestia sufre de amnesia y olvida que tu eres un más que vencedor, pero la Palabra en tu boca se lo recordará siempre.
En la cruz Jesús clavó todo decreto que este malvado tenía contra nosotros, y en su cuerpo en el madero sufrió toda maldición para nosotros ser libres para reinar como reyes, y señorear como señores, y lo más hermoso alabar y adorar a nuestro Dios y Padre, a Jesucristo el autor de eterna salvación, autor de la vida, y autor y consumador de la fe; y al Espíritu Santo; porque tanto el Hijo como el Espíritu Santo le dan toda la gloria al Padre.
Jesús amado, hay un cántico que dice: “hay momentos que no deberían terminar, hay segundos que debían ser eternidad” así es cuando entendemos Tu presencia y Tu gloria es tan palpable, entonces conocemos de Tu Señorío y Tu Reinado de luz y de verdad.

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