Libres - parte 1

Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres – Juan 8:32

A través de la historia de la humanidad y los pueblos y naciones, se han dado tiempos de esclavitud, cautiverio, deportaciones, colonizaciones; como podamos llamarlo, es pérdida de libertad del hombre, o nación. Otra forma son los sistemas de gobierno, dadas por las diversas ideologías. Hay pensamientos, filosofías, religiones, que esclavizan al hombre y también a razas y naciones. Hay tendencias y adicciones que esclavizan al hombre y lo convierten en un guiñapo, en un adicto de ese producto o tendencia filosófica. Hay cantidad de maldades que llevan al hombre tras rejas en una cárcel. Formas diversas de perder la libertad. Enfermedades, accidentes diversos que privan al hombre de su libertad y lo llevan a un hospital, o a aislarse de la sociedad. Así se ve en el mundo todo esto que es visible.

Pero hay otras miles de formas internas para sufrir la esclavitud o cautiverio externo; mucho de esto externo entendemos que es dominado por lo interno, el pecado además de estas formas que hemos visto, hay otras rejas no visibles que usa para esclavizarnos, azotarnos, y llevarnos a la soledad, queja, crítica contra Dios, todo mal pensamiento, y planes de destrucción, hasta llegar a la muerte. Estas son las peores cárceles universales.

En Perú o cualquier otro país libre e independiente gozamos de libertad dentro del país y para mantener buenas relaciones externas con otros países, podemos entrar y salir sin restricción. Aunque aún acá en esta libertad que no fue hecha para eso, pero trafican drogas, niños, órganos, y cuánta cosa ni imaginamos. La libertad no fue hecha para este libertinaje y maldad por cierto. Las leyes aunque terrenales no lo respaldan. Cuánto más las leyes y principios sobrenaturales, no toleran, ni apoyan el pecado y la maldad.

La humanidad necesita con urgencia esta clase de libertad espiritual. Y sólo la encontramos en Cristo Jesús, cuando despedimos de nuestras vidas al desempleado del cielo, Satanás enemigo nuestro, quien se hizo señor por el engaño, entonces podemos declarar y proclamar que Jesucristo es nuestro Señor, allí empieza nuestra libertad, y conforme conocemos más Su Palabra, mayor y mayor es la libertad que gozamos.

Amados tenemos que comprender que la “libertad que conocemos nos hace libres” no la verdad que conoce el pastor o pastora, no la verdad que conoce mi hermano en Cristo, eso les hace bien a ellos, yo tengo que conocer la verdad por mí mismo. Al hablar del conocimiento de la Palabra, hablamos de conocer a Cristo Jesús, hablamos de conocer al Verbo de Dios; Sus mandamientos, Sus decretos, que pueden ser pronunciados por mi boca, y esto es ponerme de acuerdo con Dios mismo, esto es tomar libertad y más libertad, gloria a Dios por esto.

Dios y Padre gracias porque nos hiciste libres, verdaderamente libres, libres para ejercer nuestro señorío en esta tierra; gracias en el Nombre de Jesús.

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