Mi Salvador


Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús … – II Timoteo 1:9

Qué tremenda porción de la Escritura continuemos un poco más “… que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” vrs.9,10
El es mi y tu Salvador y podemos decir como el apóstol Pablo “… yo sé a Quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” mi depósito es mi espíritu lleno de luz y de la Palabra, aquel día es cuando nos unamos a nuestro Salvador en Su Venida para llevar a Su Iglesia.
Creo que ni terminamos de ver a nuestro Salvador aquí mientras vivimos en esta tierra, lo vemos sólo como la punta de un alfiler, amados eso es poquititito, tenemos que aprender a verlo más y más, cuánto más lo veas más luz en tu vida, la Palabra te alumbra, y cuando hay luz ves tu destino,
por lo que hizo en la cruz sabes tu propósito en la vida, sabes
tu meta, de dónde provienes y adónde vas.
Me imagino que es tenebroso y terrífico saber que vas a terminar en la tumba, o en un limbo, o en un purgatorio, todo muy difuso, muy ambivalente, nada seguro, pura mentira; o en estos dos lugares reales primero el infierno, y finalmente el lago de fuego. Yo estoy segura que mi meta es junto a mi Salvador amado, eterno, es junto a El mi eternidad, me hizo justa para vivir como justa en esta tierra, para vivir junto al Justo, Verdadero y Fiel. Y estoy segura que todo aquel que tomó la salvación, la justificación del Salvador este es su fin también,
no es un fin de muerte, es un final de vida eterna, llena de gozo de cánticos de alabanza y adoración a nuestro Salvador.
Pero acostúmbrate a vivir como salvo y justo en esta tierra, porque en el cielo
y luego nueva tierra es sólo un continuar.
Jesucristo es fiel para guardar tu depósito, pero no uses tu libre albedrío y decirle no, recibe todo lo que El ha puesto a tu disposición, vive esa novedad de vida. Trae agrado y alegría a Dios. Resiste al diablo y huirá de ti. Tienes poder, autoridad, eres más que vencedor, eres el justo de Dios por la sangre de Jesús.
Confío, Dios mío confío, que todos los que lean esto tendrán la habilidad para reconocer a Jesucristo como Salvador, reconocer la gracia infinita, al conocer una salvación tan grande que nada nos costó, y apreciarla con todo el corazón. Que tomemos las mejores decisiones por amor a Dios y a nosotros mismos y es más a nuestras generaciones, y a las multitudes que por nosotros pueden recibir a Jesús, y pasar de muerte a vida,
de tinieblas a Su luz admirable, y ser inmortales como El lo es.
Mi Salvador, esa es la expresión de gloria que hoy puedes hacerla tuya para siempre,
si nunca antes sabías que Jesús es tu Salvador.

Dios y Padre gracias por darnos un Salvador, es por Tu gracia inmensa, y por ese amor sin límites; gracias en el Nombre de Jesús.

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