Mi Consolador


Y Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre; el Espíritu de verdad – Juan 14:16,17

Se dan cuenta que ningún ser humano podría decir no necesito consuelo, o nunca lo he necesitado. Quizás Tarzán podría decir esto ¿verdad?. Un ser real, por asesino, malvado que sea, siempre hubo o habrá un momento en sus días que necesita consuelo. Esta carne, y esta alma todavía funcionan, y Jesús nos dio al Espíritu Santo el más ligado a nosotros, estamos unidos a El en nuestro espíritu, nadie más cerca de mí que el Espíritu Santo de Dios, el Consolador. Es gracioso cuando tenemos una pena, un dolor, una situación que merece el mejor consejo del universo, salimos y buscamos, o llamamos por teléfono a alguien, y eso no es nada, mucha gente que busca en los brujos, hechiceros, chamanes, adivinos una palabra de consuelo, a su pena o dolor. Otros dicen que ahogan sus penas en el alcohol.
Ni los que trabajan para el diablo, ni el licor, ni la droga, ni una mujer ni hombre es el consuelo para nadie. Son pasajeros y muchas veces dejan dolores y mayores huellas en el buscador de consuelo.
Por esta y muchas otras circunstancias de dolor, de tristeza, es que Jesús nos dio un Consolador:
Te presento al CONSOLADOR experto para tu vida,
jamás te fallará, jamás de defraudará, jamás te dejará,
jamás te dañará, jamás te olvida, jamás te mentirá,
todo el tiempo te dirá la verdad, y la verdad siempre te hará libre;
y desde hoy puedes llamarlo
MI CONSOLADOR.
Te has dado cuenta la juventud y adultos también, qué pronto toman el consejo o guía de quienes creen que son sus amigos, o de gente que son de renombre, o de libros que les sugirieron; toman lo que el humano muchas veces sin Dios les provee de guía; y como dice Romanos dejan a Su Dios, al Dios de su vida, y solos se entregan a la mentira y especulación sobre la vida, y cuando fallan dicen: ¿Oh Dios, qué hice para que me olvides, o qué hice para que me castigues? No aman el consejo del Consejero de Dios, no aman Su compañía, no aman el escucharlo, ni buscarlo (y que no está lejos, ellos se ponen lejos de El) aman su hechos y acciones y se deleitan en lo que hacen en la oscuridad, hasta que como serpiente venenosa les pica y entonces tratan de volver en sí y ver a Dios. Ahora hay que entender Dios nunca olvida, es Tu Creador, es Tu Formador y nunca desechará a los suyos, el hombre solo se aleja o decide no creer en El, como si eso cambiaría la existencia de Dios; tampoco castiga, el hombre solo, fuera y lejos de Dios camina a la muerte y al Seol.
Recuerden que en Romanos 8 dice que “
los que somos hijos de Dios, somos guiados por el Espíritu Santo, el Consolador” Hombres, mujeres decidan ser sabios, inteligentes, llenos de espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de la Palabra y esto sólo proviene de Dios. No hay otra fuente por válida que se crea, o por válida que tú creas que es. Hay una sola vida, hay una sola ruta y Jesús es la ruta o el camino, la verdad y la vida al Padre.
Qué triste pudiendo estar vivos, pasar esta vida muertos. Como escribió el novelista y literato Rubén Dario: “no son muertos los que yacen en la tumba fría, muertos son los que tienen el alma muerta y viven todavía” frase célebre. Podemos decir algo, que no andemos muertos pudiendo estar vivos. Alineados a la Palabra podemos decir también más certeramente: “No anden con el espíritu muerto ligado al enemigo de sus vidas, nazcan de nuevo y vivan unidos al Espíritu de Dios; y que sus almas puedan vivir porque la Palabra renueva, transforma sus mentes”
Tu mejor Consejero el Espíritu Santo siempre te guiará a la verdad y la vida, jamás a la muerte; puedes estar seguro de esto porque alguien del cielo, que vivió en esta tierra como hombre, tu Señor Jesucristo te lo aseguró, al enviarte al Consolador para que esté contigo por siempre.

Dios y Padre gracias por tener un Consolador de excelencia, el Espíritu Santo, que siempre está presente en todos los momentos de nuestras vidas; gracias en el Nombre de Jesús.

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