… dijo para sí: Este si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di, Maestro – Lucas 7:39-40
Personajes reales: Jesús, Simón el fariseo, mujer pecadora, otras personas sentadas a la mesa
Personajes de la enseñanza: un acreedor, dos deudores
Preguntas muy interesantes:
Jesús a Simón- ¿cuál de ellos le amará más?
Jesús a Simón - ¿ves esta mujer?
Invitados - ¿quién es éste que perdona pecados?
Qué interesante los fariseos, deseaban tener a Jesús a sus mesas, pero en sus corazones cualquier incidente los hacía pensar terriblemente mal.
Este fariseo rogó a Jesús que coma con él. Observen que la gracia es tan importante, que los pecadores que han oído y creen se acercarán con actitud de amor y agradecimiento al Don y a la gracia, para ser perdonados. Dice la Palabra que la humanidad gime para ser redimida; aún la tierra espera su redención. En el vrs. 37 vemos que una mujer de la ciudad, a quien no le interesó que Simón el fariseo la eche de su casa por ser pecadora, pero sólo le interesó saber que Jesús estaba allí, vino trayendo algo costoso, para un Rey de reyes, Señor de señores; dice la Palabra: “Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, TRAJO un frasco de alabastro con perfume”.
Todo lo que hizo fue impresionante, bello, creo que todo el agradecimiento que tenía por El la impulsó, porque percibió que después de esto no quedaría pecadora, quedaría limpia y perdonada por Dios; no lo vio como uno más de Israel, como un profeta, lo vio como el Hijo de Dios que vino a quitar los pecados del mundo. De todo lo que podemos leer en el versículo 38 al final dice: “ungió sus pies con el perfume”. En medio de los Israelitas como tradición, cultura, costumbre, también se lavaba los pies y se secaba de todo aquel que era invitado. Pero no se lavaba con lágrimas, ni se secaba con su propio cabello, ni menos se besaba; pero menos aún no “se ungía con perfume fino”, ELLA LO HIZO, sabía a Quien ungía.
Bien ahora encontramos al que lo había invitado, a Simón pensando muy mal de Jesús, dijo si éste fuera profeta sabría que es una pecadora fina la que le toca. Jesús conociendo sus pensamientos y de seguro cortándolos le dijo: “Simón una cosa tengo que decirte, y él acepto que le diga, y fue esto:
Le narra un incidente entre un acreedor y sus 2 deudores. Uno le debía 500 denarios y el otro 50 denarios. No tenían de dónde pagar y les perdonó, ya nunca les cobraría. Y va la pregunta sabia ¿cuál de ellos le amará más? Simón contestó bien, al que perdonó más. Rectamente haz juzgado dijo Jesús. Auch, vuelto a la mujer dijo a Simón: ¿Ves esta mujer?:
Ø Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies;
Ø Mas esta ha regado mis pies con lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos
Ø No me diste beso
Ø Mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies
Ø No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies
Por lo cual te digo que SUS MUCHOS PECADOS LE SON PERDONADOS, porque amó mucho; más aquel a quien se perdona poco, poco ama
Y a ella le dijo: TUS PECADOS TE SON PERDONADOS.
Ahora se levantan los demás que estaban en la reunión y comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que también perdona pecados? Por lo visto, no sabían nada de Jesús.
Ø Jesús dijo a la mujer: Tu fe te ha salvado, ve en paz.
Qué dolor que Simón sólo vio pasar su minuto de vida, hasta lo invitó a su casa, pero no reconoció a Jesús como tal, Jesús entró a su casa, pero no a su corazón, para ser perdonado, que sea salvo y poder quedarse en paz. “Porque cual es su pensamiento en su corazón, TAL ES EL”, dice Proverbios 23:7. Así es.
¿Dejarás pasar tu minuto de salvación o lo aprovecharás, dejarás pasar que tu fe tome lugar y puedas ir en paz? Confío que sea que te sientas muy seguro, o no conozcas a Cristo, nunca dejes pasar un minuto con Jesús por gusto. Aprovéchalo al máximo.
Dios y Padre gracias por Jesús que dio Su vida, Su sangre, Su tiempo, lo mejor de El y de Ti para ser perdonados, salvos, libres, limpios, sanos, prósperos, y gracias por el Espíritu Santo que opera en nosotros con poder por la Palabra que es sembrada en cada uno; gracias en el Nombre de Jesús.
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23 de noviembre de 2010
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