Pastor
El mismo constituyó a unos … a otros, pastores – Efesios 4:11
Salmo 23:1 dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. En Juan 10:11 Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Nada me faltará, porque Jesús dio Su vida por mí. El que tiene al Hijo tiene la vida; lo tiene todo. Jesús es el ejemplo perfecto de un pastor. Hebreos 13:20 lo llama “el gran pastor de las ovejas …” I Pedro 2:25 lo llama: “Por que vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al PASTOR Y OBISPO de vuestras almas” I Pedro 5:4 lo llama: “Y cuando aparezca el PRINCIPE DE LOS PASTORES, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”.
Honestamente, la Iglesia de Jesucristo, las ovejas de Su prado, necesitan a alguien que los proteja y los cuide con amor. Esa es la posición del pastor. Por eso los grupos no duran porque las ovejas al convertirse en oveja, necesitan un pastor, y ese es el corazón del Padre, poner dones, regalos frente a las ovejas. Para que se nutran de la Palabra, crezcan, se fortalezcan y se multipliquen. El pastor sabe cómo cuidarlas, entrenarlas, la Palabra es el fundamento, las alimenta con conocimiento y entendimiento. Las entrena y las congrega como miembros del Cuerpo para impartir conocimiento, dones y que aprendan a vivir una vida para alabar, adorar, y comunicarse con Su Pastor y Rey.
El pastor está bajo la autoridad y la voluntad del Príncipe de los Pastores. El pastor en la Iglesia está encargado del gobierno de la Iglesia, es administrador por excelencia. José en Egipto es un buen ejemplo para su familia, Egipto, y para todas las naciones de entonces. El pastor también tendrá corazón de padre. El pastor conoce los planes de Jesucristo para Su Iglesia, y es guiado por el Espíritu Santo para cada paso que dará, es más delicado que el quirófano de un hospital o clínica, y más grandioso que el día de recibir los premios mundiales por deportes o por artistas. Y para llegar a esto es importante la disciplina, la corrección y cada uno llegará a la meta.
Un pastor es conocido por ser un pastor de todo corazón. Jamás será un desertor, tiene el aguante y fortaleza necesaria, para que venga lo que venga de las ovejas, siga parado, inmóvil; con una resistencia que viene del poder y la unción del don que recibió. Al pastor O.B. Braune le preguntaron ¿cómo puede usted pastorear una iglesia durante tanto tiempo? ¿cuál es el secreto de su éxito? El contestó: “En mi opinión, el secreto mayor en el trabajo de pastor es tener la respuesta ideal para toda persona que viene pidiendo ayuda”. Para que puedas contestar con la respuesta ideal tienes que depender del Espíritu Santo. Un pastor las más de las veces, conoce en su interior cuando alguno necesita ayuda. Compasión es la clave de un corazón de pastor.
Sepamos que un pastor no se fabrica, ni se forma en un Centro o Seminario. Ser Pastor no es un título es un llamado irrevocable, y fue constituido Pastor por el Príncipe de los Pastores, y por el que lo ordenó como Príncipe de los Pastores a Jesús, y es el Padre.
El don de Pastor generalmente incluye dones del Espíritu Santo: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, lenguas e interpretación de lenguas. Y junto al Don Ministerial de Pastor, oficia también de Maestro de la Palabra.
Dios y Padre gracias porque mi pastor en la Iglesia es un regalo Tuyo, te prometo que entenderé profundamente que entre mi Pastor y Satanás, mi enemigo es Satanás, nunca mi Pastor, oraré que continúe siendo conforme a Tu corazón; gracias en el Nombre de Jesús.
Salmo 23:1 dice: “Jehová es mi pastor, nada me faltará”. En Juan 10:11 Jesús dijo: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”. Nada me faltará, porque Jesús dio Su vida por mí. El que tiene al Hijo tiene la vida; lo tiene todo. Jesús es el ejemplo perfecto de un pastor. Hebreos 13:20 lo llama “el gran pastor de las ovejas …” I Pedro 2:25 lo llama: “Por que vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora habéis vuelto al PASTOR Y OBISPO de vuestras almas” I Pedro 5:4 lo llama: “Y cuando aparezca el PRINCIPE DE LOS PASTORES, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”.
Honestamente, la Iglesia de Jesucristo, las ovejas de Su prado, necesitan a alguien que los proteja y los cuide con amor. Esa es la posición del pastor. Por eso los grupos no duran porque las ovejas al convertirse en oveja, necesitan un pastor, y ese es el corazón del Padre, poner dones, regalos frente a las ovejas. Para que se nutran de la Palabra, crezcan, se fortalezcan y se multipliquen. El pastor sabe cómo cuidarlas, entrenarlas, la Palabra es el fundamento, las alimenta con conocimiento y entendimiento. Las entrena y las congrega como miembros del Cuerpo para impartir conocimiento, dones y que aprendan a vivir una vida para alabar, adorar, y comunicarse con Su Pastor y Rey.
El pastor está bajo la autoridad y la voluntad del Príncipe de los Pastores. El pastor en la Iglesia está encargado del gobierno de la Iglesia, es administrador por excelencia. José en Egipto es un buen ejemplo para su familia, Egipto, y para todas las naciones de entonces. El pastor también tendrá corazón de padre. El pastor conoce los planes de Jesucristo para Su Iglesia, y es guiado por el Espíritu Santo para cada paso que dará, es más delicado que el quirófano de un hospital o clínica, y más grandioso que el día de recibir los premios mundiales por deportes o por artistas. Y para llegar a esto es importante la disciplina, la corrección y cada uno llegará a la meta.
Un pastor es conocido por ser un pastor de todo corazón. Jamás será un desertor, tiene el aguante y fortaleza necesaria, para que venga lo que venga de las ovejas, siga parado, inmóvil; con una resistencia que viene del poder y la unción del don que recibió. Al pastor O.B. Braune le preguntaron ¿cómo puede usted pastorear una iglesia durante tanto tiempo? ¿cuál es el secreto de su éxito? El contestó: “En mi opinión, el secreto mayor en el trabajo de pastor es tener la respuesta ideal para toda persona que viene pidiendo ayuda”. Para que puedas contestar con la respuesta ideal tienes que depender del Espíritu Santo. Un pastor las más de las veces, conoce en su interior cuando alguno necesita ayuda. Compasión es la clave de un corazón de pastor.
Sepamos que un pastor no se fabrica, ni se forma en un Centro o Seminario. Ser Pastor no es un título es un llamado irrevocable, y fue constituido Pastor por el Príncipe de los Pastores, y por el que lo ordenó como Príncipe de los Pastores a Jesús, y es el Padre.
El don de Pastor generalmente incluye dones del Espíritu Santo: palabra de sabiduría, palabra de ciencia, lenguas e interpretación de lenguas. Y junto al Don Ministerial de Pastor, oficia también de Maestro de la Palabra.
Dios y Padre gracias porque mi pastor en la Iglesia es un regalo Tuyo, te prometo que entenderé profundamente que entre mi Pastor y Satanás, mi enemigo es Satanás, nunca mi Pastor, oraré que continúe siendo conforme a Tu corazón; gracias en el Nombre de Jesús.
Posted in: on 18 de septiembre de 2009 at en 6:42 a. m.