Hijos - parte 3
… porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios – Juan 20:17
Demos un giro de hijos terrestres a hijos de Dios. Acá vemos a Jesús haciendo una transferencia fundamentada en una gran verdad y está en Juan 14:6 Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre si no es por Mi”, y cuando Jesús resucitó hace esta gran declaración basada en una gran verdad “… subo a mi Padre y a vuestro Padre …”.
Amados qué tremendo saber Quién es nuestro Padre en los cielos y en la tierra, por toda la eternidad, no necesitarás otro Padre. Te amó y te ama tanto que aunque el primer hombre y mujer lo traicionaron, y pecaron contra El; El buscó cómo hacer el camino para que éste regrese a El.
Y en Hebreos 10:19-20 dice: “Así que, hermanos, teniendo libertad, para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el CAMINO NUEVO Y VIVO que nos abrió a través del velo, esto es, de Su carne” se refiere cuando Jesús fue a la cruz. Así se hizo el camino para volver al Padre.
Por eso el Padre nos llama HIJOS, Efesios 1:5 “en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados HIJOS Suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su voluntad”
La Palabra dice que el Mayor vive en nosotros, este Mayor es Jesús; sólo el Mayor nos abrió el camino al Padre y nos amó tanto que nos limpió con Su sangre preciosa, nos justificó, nos sanó y prosperó, que podemos confiar plenamente en nuestro Salvador, porque también nos hizo coherederos juntamente con El, todo lo que El Padre ha dado a Jesús también es nuestro, sin ninguna diferencia.
Somos hijos, por eso es tremendo cuando la mujer que sufría de flujo de sangre es llamada: “Hija, tu fe te ha hecho salva”. ¿Qué siente un hijo al ser llamado, mi hijo, mi hija por su padre o madre? Que con dolor muchos padres no lo declaran, verdad? Pero tu Padre celestial todos los días y todo el día proclama que eres su hijo (a), calla de amor sobre ti, tiene cánticos de amor por ti, te trata como a la niña de Sus ojos.
Bien ama a tu Abba Padre, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu mente; y sé transparente y fiel con tu Padre celestial. El te ha dado favor y gracia delante de todos los hombres de esta tierra. Compruébalo tú mismo, cuando entras en un restaurant quizás está vacío, pero en cuanto entra el hijo de Dios (escribe tu nombre) … todo eso cambia, porque al entrar tu entró el Mayor, entró Jesús en ti, y puedes honrar a tu Padre al orar y pedir por salvación para el dueño, el administrador, y todos los que trabajan allí, ora en voz alta en el Nombre de Jesús. ¿Tú crees que el Príncipe Carlos entra callado a un lugar? De pronto no lo reconocen, pero en cuanto dice soy el hijo de la Reina de Inglaterra uff todo se movió. Al igual tu puedes hacerlo Dios es mi Padre, ¿necesitas algo de El? Y verás cómo el Espíritu Santo se mueve a tu favor!!!
Un hermano amado, por primera vez en su vida tuvo que ir en primera clase en el avión, y se dio cuenta que todas las conversaciones en esa parte era de los pozos petroleros, de hectáreas de tierras y sembríos, de cientos de cabezas de ganados, de minas de oro, éstos eran árabes y otros ricachones de otros lugares, y por ahí le preguntan ¿tú quién eres? Imagínense ustedes en su lugar, (¿a transpirar? No por favor!) él contestó mi Padre es un judío es dueño del oro y de la plata, de El es la tierra y su plenitud; se preguntaron ¿quién es ese que no conocemos?, sobre grandes terratenientes y hombres de negocios; y él contestó su nombre es Jehová, el Shaddai, el Elohim. Esto suena para los que tienen cultura “los Dioses de los Judíos” y ahora diremos “los Dioses de los Cristianos”
No creas que eres nadie “eres el hijo del Dios Altísimo” de quien si el Antiguo Testamento dice: El Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob; entonces, también es el Dios tuyo. Jesucristo te dijo a ti personalmente: “subo a mi Padre y a tu Padre, a mi Dios y a tu Dios”. Vales mucho hijo de Dios, vales la sangre de Jesucristo Su Hijo. Compórtate como tal en toda humildad y sencillez, jamás en orgullo, ¡por favor! Lúcete, brilla, que vean tu excelencia de rey y sacerdote, porque lo eres, no te estás ufanando, para nada en verdad. Y dale toda la gloria a Dios (esto es atribúyele todo lo bueno que te sucede, porque El te lo proveyó).
Espíritu Santo gracias por revelarme quién soy, y Quién es mi Padre, gracias por darnos espíritu de sabiduría y de revelación, que sólo viene de mi Padre que está en los cielos, El nos provee de toda buena dádiva y todo don perfecto, es nuestro Padre de Luz, gracias amado Consejero y Guía fiel, en el Nombre de Jesús.
Posted in: on 23 de febrero de 2010 at en 2:00 a. m.