Vence el Mal con el Bien


No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal – Romanos 13:21

No es justo que los que saben hacer lo malo lo hagan con planificación, y les salga valga decir tan buen trabajo de maldad. Nosotros sabemos hacer el bien, practiquemos, vivamos lo que sabemos. No paguemos a nadie mal por mal, por el contrario perdonemos cualquier agravio, y demos testimonio de Jesús en nuestras vidas.
Quizás no entendemos ¿por qué Jesús pegó la oreja del que vino en la turba a prenderlo como el peor rehén? Saben jamás tomó la afrenta, venció el oprobio, a Su paso hizo el bien, para con todos, aún cuando les decía a los fariseos, saduceos y otros, ustedes son hipócritas, sepulcros blanqueados, aún allí les estaba diciendo la verdad, para que reaccionen, les habló con autoridad.
Somos entrenados en el bien, y para hacer el bien aún a un enemigo feroz, debemos ser gente perdonadora, que pronto deja el pasado para continuar el presente y extenderse al futuro. Y no nos metamos en el mal con pies y manos, sobre todo los jóvenes, se asocian con gente que no tiene sus metas, sus objetivos, sus costumbres, y salen averiados gravemente muchas veces, por falta de sabiduría, prudencia, equilibrio en sus vidas.
Por no entender las luces rojas en el camino, de pare, detente y cambia de rumbo, qué haces por allí; el Espíritu Santo siempre avisa, es el mejor semáforo de Dios en esta tierra, por favor nunca tengas que pagar papeletas por cruzar la luz roja en la vida. En Eclesiastés encontramos “Acuérdate de tu Creador en los días de juventud, antes que vengan los días malos y digas no hay en ellos contentamiento” porque echaste tu juventud por la borda, en un simple minuto de la vida. Tan corta esta vida para vivirla tan mal un minuto, y recordar todo el resto de los años, y decir: ¡qué loco, que loca que fui! Y aunque te jales los cabellos hasta quedarte calvo o calva, no solucionará nada.
Cuando alguien prudente que ama el bien los aconseja, dicen: claro lo hace por envidia, porque no quiere que me goce, ya está viejo o vieja, no sabe lo sabroso que es hacer este mal en vida, después de todo Dios me puede cuidar - si se acuerda de Dios, o quizás esos momentos lo pone de lado - como si no existiese, y dan rienda suelta a sus instintos que más parecen animales que carnales, dando paso a la lascivia y concupiscencia.
Tengamos el temor de Dios en nuestras vidas, seamos prudentes, jóvenes y adultos. Amémonos a nosotros y hagámonos el bien, y amemos al prójimo y hagámosle el bien también.
Recuerda siempre eres más que vencedor, y tú eres el que vence con el bien el mal. Porque haciendo el bien, puedes descubrir el mal y anularlo inmediatamente.

Dios y Padre gracias por poner tanta bondad en nuestros corazones para saber hacer el bien, y gracias por el poder y la fuerza del Espíritu Santo Quien nos previene y nos dice las cosas que van a venir, sea bien para gozarlas y seguirlas, o sea mal para evitarlas; gracias en el Nombre de Jesús.

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