Hijo lunático

    Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y él quedó sano desde aquella hora – Mateo 17:18

Acá Jesús vuelve a tocar sobre incredulidad, y toca falta de fe, trata a esa generación como incrédula y perversa.
Veamos esto es libertad, alguien salió de este muchacho, ese espíritu inmundo lo hacía padecer muchísimo, y muchas veces lo hacía caer en el fuego y muchas en el agua, era el juguete del malvado. Como suelo decir, nada de esto era para acariciarlo, sino para matarlo. Recuerden la meta del enemigo es matar a la creación de Dios.
Hay algunas actitudes de corazón que hemos ido marcando. Como por ejemplo éste papá como otros vino y ante todo el gentío se arrodilló delante de Jesús, y apeló a algo que sabía que Jesús tenía, dijo: Ten misericordia de mi hijo que es lunático. Qué interesante saber que la misericordia de Jesús va en esa dirección definida de sacar a libertad a un esclavizado de Satanás que va directo a la muerte.
Sabemos demás que una persona en sus cinco sentidos, como solemos decir no se echaría al fuego, o al agua, de esa manera que lo hacía este endemoniado. Este demonio había tomado posesión de su voluntad (alma) y dirigía su cuerpo a su regalada inmunda determinación.
La Palabra dice: “Para esto apareció el Hijo Dios, para deshacer las obras del diablo” - Juan 3:8. Y qué grandioso Jesús estaba allí, el que deshace las obras demoníacas. No hay absolutamente nada tan maravilloso, expectante y emocionante que ver las obras de Jesús. El personaje de gracia y verdad, de libertad y misericordia.
Así vemos a Jesús diciendo: “Traédmelo acá” “y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y ESTE QUEDÓ SANO DESDE AQUELLA HORA.
Tratemos el asunto de los discípulos; habían traído al muchacho a ellos ya Jesús les había dado autoridad para echar fuera demonios, y nada, ¿qué pasó? Incredulidad fue el problema real. Y surge la pregunta de los discípulos a Jesús, ya en forma privada ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera?. ¡Qué buena pregunta!, muchos le preguntaríamos lo mismo, si todavía no hemos entendido lo que es ser una persona con la autoridad de Jesús, es usarla como El mismo la usa; es echar fuera demonios, es sanar enfermos, es dejar a la gente en el original para lo cual Dios los creó, en verdad es hacer feliz a nuestro Padre celestial, se refleja amados la felicidad de Dios en nosotros, porque su propósito es que vivamos felices, porque para eso envío a Jesús al mundo, por amor.
Nunca dejes que en tu cuerpo que es el templo del Espíritu Santo, allí los demonios hagan fiestas con sus enfermedades y dolencias. Con la Palabra échalos fuera. Y con la Palabra echa fuera los problemas, y cuanta cosa quiera dañar tu vida; tú tienes la autoridad, La persona, el Nombre de Jesús para hacerlo. Y como Cuerpo de Cristo mantengámoslo sano entre los miembros, cada miembro en salud, hace un Cuerpo sano.

Dios y Padre gracias por la inmensa misericordia, paciencia y enseñanzas de Jesús nuestro Salvador, gracias por el poder del Espíritu Santo, y la fe que proviene de la Palabra; gracias en el Nombre de Jesús.

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