Aflicciones ¿de dónde vienen? - parte 2

“Pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la Palabra, luego tropieza. – Mateo 13:21

En la parábola del sembrador Jesús explica esto “cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la Palabra”, esto no es que nos metimos en problemas o pecado, es por causa de la Palabra. ¿Quién está contra la Palabra? ¿Quién está contra las buenas raíces de nuestra vida? Lógicamente con toda verdad, el enemigo de nuestras vidas.

¿Nos damos cuenta que las emociones (vr.20-21) nos traen problemas? Este individuo (1) oyó la Palabra (2) y al momento la recibe con gozo (3) pero no tiene raíz en sí –es un pedregal de emociones, sentimientos, y todo flu flu. Finalmente dice “es de corta duración”.

Algunos de nosotros parecemos de larguita duración, pero en cuánto viene lo que dice el vr. 21 la aflicción o persecución por causa de la Palabra recibida, esa sustancia que te hace crecer, también pensamos, no no, “yo no estoy para sufrir” qué frescos en verdad, Jesucristo fue el siervo sufriente, ¿tenía que pagar algo El? NADA, lo hizo por nosotros. ¿Tenemos que pagar algo por salvación, entonces? NO, pero tenemos que saber que mientras estemos en este mundo, aunque no somos de este mundo, somos peregrinos, extranjeros, al que Adán entregó la autoridad fue al dios de este mundo, y afligirá, perseguirá, probará, tentará, para dañar nuestra relación y comunión con Dios. Cree que logrará lo mismo que logró con Adán, no entiende que no estamos solos, que la vida resucitada del postrer Adán está en nosotros.

Los que tenemos que entender y conocer somos nosotros, para que todas estas cosas no nos detengan, ni nos hagan desmayar, o morir. Pablo llega al punto de decir: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros, que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos; llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos. Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal” II Corintios 4:7-11

Seamos sabios, usemos del espíritu de sabiduría y de revelación, en el conocimiento de la Palabra que alumbra los ojos de nuestro entendimiento; en nuestro espíritu somos nuevas criaturas, original, jamás existió esta nueva criatura, es nuevecita en Cristo Jesús, está unida al Espíritu Santo de Dios, allí tenemos la naturaleza de Dios; nuestra alma es nuestra responsabilidad transformarla, salvarla, renovarla con la Palabra de Dios; es la única que la renovará; nuestro cuerpo (la carne mortal) es donde el enemigo quiere enseñorearse y ganar campo y espacio, es donde quiere forzar y trabajar. Pero si nuestra mente es renovada, nuestro cuerpo se someterá a esa mente renovada; es espíritu con alma (voluntad, intelecto, emociones y sentimientos), y alma con cuerpo. Es el trabajo perfecto. Si nuestra alma se renuevan cada día con la Palabra, se alinea con nuestro espíritu, hay la misma luz en ambos, el enemigo no tendrá donde aterrizar con sus dardos, y bombardeo.

Dios y Padre gracias, por declararnos todo, y no escondernos nada, eres tan fiel y verdadero, que mucho mejor es saber que ignorar; gracias por la responsabilidad de renovar nuestras mentes, sería aburrido no hacer nada, gracias por el libre albedrío, gracias por tu respeto y paciencia; muchas gracias en el Nombre de Jesús.

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