Sanad enfermos

Sanad enfermos, limpiad, leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia   – Mateo 10:8

         Solamente basémonos en la orden, en la potestad, autoridad, poder otorgados a nosotros de: sanar, limpiar, resucitar, echar fuera demonios.  Con el fundamento del principio que de gracia hemos recibido para vivir en salud y vida divina, entonces demos lo que nos fue dado de gracia también. Esto es gracia sobre gracia. Es escalofriante y maravilloso cuando el Señor le dijo a Pablo “Mi gracia es suficiente, o bástate Mi gracia”, por gracia fue a la cruz, dio Su vida, derramó Su sangre preciosa, limpia, calificada para limpiar totalmente todo pecado, y declarar justo a toda la humanidad. Qué precio tan alto es su valor.
Jesús enseñó a edificar carácter y fuerza, en Sus discípulos. Un discípulo hace todo lo que ve hacer a su maestro; nuestro Maestro supremo es Jesús, Su andar en esta tierra marca, sella nuestros pasos. Y cuando dijo que nos conviene que El se vaya para que envíe al Consolador, Uno igual a El, lo llama también Maestro, Quien nos recordaría todo lo que El habló. Dice que el Espíritu de Jehová enseña a nuestros hijos, ¡qué descanso podemos tomar en El, tremendo por cierto!
Mateo 12:15 dice: “ … y sanaba a todos” El no vino para sanar a algunos, El vino para sanar a todos, por eso decimos con toda verdad “El quiere y puede sanar” la situación es si la persona “quiere y cree que El quiere y puede”, jamás el problema o la falta estará en Jesús; porque ya por Su llaga fuimos sanados, es algo que ya pasó, ya sucedió. Entendamos que en Su cuerpo sobre el madero llevó, cargó toda, pero toda enfermedad, y toda pero toda dolencia; tú no puedes ir a buscar a ninguna parte lo que El llevó, primero “fue un sacrificio perfecto ante el Padre”, segundo “ni con la alta tecnología que tenemos encontrarías algo de lo que ya no existe”, sólo cree que en la cruz venció, anuló, paralizó a Satanás el enfermador de la humanidad.
        Ahora te invito que hagas realidad la sabiduría que Dios ha dispuesto para ti, escudriña las Escrituras porque en ellas tienes vida para tu vida, es medicina para todo tu cuerpo, al hacerlo vas tomando sabiduría, y conocimiento, esto hará que todo temor, ignorancia, incredulidad, duda sean anuladas, y tú eres la única persona que puede hacer eso por su vida, porque Dios te dio libre albedrío, no te forzará ni a tomar tu sanidad, siempre que Jesús sanó, es que halló fe en la persona, o en los que traían al enfermo. Siempre buscará tu decisión voluntaria de ser sanado o libertado de cualquier atadura o azote del enemigo.
          Algunos oran Jesús sánalo, la instrucción de Jesús es “pidan en Mi Nombre, o decreten las promesas para sus vidas” oramos sin ordenar a nuestro Señor y Rey, “… en el Nombre de Jesús”. Los hijos no orden a los padres, los siervos no ordenan a su señor, los discípulos no son más que su maestro, es por eso que es importante entender “la gracia, y que de gracia recibimos, sin esfuerzo”. Pero acá se trata del Señor de señores y Rey de reyes. Se trata del Sanador, del Dador de la vida. No existe motivo alguno por el cual podamos ordenar a nuestro Padre, o a Jesús, o al Espíritu Santo. Eduquémonos, si es la expresión correcta.
          Es el Dios de nuestras vidas, a Quien adoramos, alabamos, bendecimos. El es la razón de nuestro existir, es Quien nos dio TODO poder para que por Su obra acabada en la cruz, por Su llaga, en Su Nombre sanemos, limpiemos, resucitemos, echemos fuera demonios, libertemos a la gente presa en las artimañas, maquinaciones, argumentos del enemigo, y los saquemos de las tinieblas a la luz admirable de Jesucristo. Lo que hagamos en Su Nombre es para Su gloria y honra, jamás tomes Su gloria.

          Dios y Padre  gracias porque en esta tierra, somos como Jesús, andamos haciendo todo lo que El hizo, sin diferencia alguna, creo que llegó el tiempo de saber todo lo que somos en El, y qué debemos y podemos hacer para Su gloria y honra en toda sencillez, sin orgullo ni soberbia, y sabremos que andamos así, al darle a El toda la gloria y la honra; gracias por todo Tu poder entregado a nosotros, gracias en el Nombre de Jesús.

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