Hijos o perrillos
Respondiendo El, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos – Mateo 15:26
Qué riqueza tenemos con las Escrituras, y el Espíritu Santo que nos enseña, nos guía, nos da testimonio de la verdad directamente a nuestro espíritu. Es bueno repetir los principios, lo bueno de Dios, en nuestros espíritu somos nuevas criaturas porque estamos en Cristo, todas las cosas viejas pasaron, y todo fue hecho nuevo, esto nos dice en II Corintios 5:17. Adoramos a Dios en espíritu y verdad, esto es mi espíritu ligado al Espíritu de Dios, nueva criatura y conociendo la verdad puede adorar a Dios, como a El le agrada.
Nuestra alma, necesita ser renovada por la Palabra, y cuando nacemos de nuevo al creer en Jesucristo –toda Su obra a favor de nosotros y Quién es El- nuestra responsabilidad es amar, escudriñar, estudiar, meditar día y noche las Escrituras porque en ellas están la vida y la medicina de Dios. Esta Palabra que es sembrada con mansedumbre en nosotros, va transformando nuestro pensar, razonar, sentir, decidir. Ahora lo hacemos no agradando a la carne, ni los deseos del viejo hombre viciado, sino agradando a nuestro Señor Jesucristo y a nuestro Padre celestial. La Biblia, las Escrituras contienen la voluntad de Dios para nuestras vidas, la ruta, las instrucciones, y los límites necesarios para seguir el camino, la verdad y la vida.
Nuestro cuerpo y sus sentidos se sujetarán a nuestra mente renovada y entonces ésta de acuerdo con nuestro espíritu, podrá ser guiada por el Espíritu de Dios, porque los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios.
Esta mujer sirofenicia o cananea, no se movió de lo que ya sabía de Jesús, “El sana, El liberta”, y ella necesitaba sanidad para su hija que estaba gravemente atormentada por un demonio. Ya expliqué ¿quiénes son hijos? Aquellos que tienen al Espíritu Santo, y son guiados por El. El “pan de los hijos” es “la unción, habilidad, poder, del Espíritu Santo que opera en los hijos” porque para ser hijos hay que pertenecer al Reino de Dios, Jesús explicó a Nicodemo que en este Reino primero hay que entrar para ver, oír, hablar, percibir, las cosas del Espíritu.
Ella vino definida, confiada, segura en lo que había escuchado de Jesús, y nada la ofendió, la rebajó, o causó su retirada, y contestó a Jesús algo que le agradó (esto es fe) “sí Señor pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos” esta actitud persistente jaló de Jesús lo que expresó de ella: “Oh, mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora” de dónde eres, de qué tribu o linaje provienes, no es lo importante, Jesús vino a salvar (librar de la muerte eterna, librar de la enfermedad y la dolencia, librar de la ruina económica, de la pobreza y la escasez). Donde Jesús encuentra fe, allí El dirá y dará de la gracia y el favor de Dios.
No puedo evitar decirles que me gusta la mente de esta mujer sirofenicia, sin resentimiento, sin ofensa, sin lastre, de seguro llena de lo que había visto y oído de Jesús; contra toda la lengua perversa, la mentalidad asesina, destructora de los fariseos, saduceos, escribas, sacerdotes. Jesús le dijo “grande es tu fe” aquello por lo que venías FUE HECHO, soltó Su Palabra, y esta Palabra sanó a la hija.
Dios y Padre gracias por este tiempo al aire que podemos pasar con mucha gente, que HOY a todo aquel que lee esto, fe nazca en su corazón, esa clase de fe Tuya Padre, la cual enseñó Jesús, y qué sean libres de cualquier operación demoníaca en sus cuerpos, en su mente, en sus finanzas, en su familia, y ESTA HECHO AHORA MISMO A FAVOR DE ELLOS; gracias en el Nombre de Jesús.
Posted in: on 24 de septiembre de 2010 at en 2:21 a. m.