Extendiéndome
… pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante – Filipenses 3:13
Cuántos hemos vistos volar al águila (si no en vivo en tv), o al cóndor, es una belleza ver cómo extienden sus alas, no para dormir, o comer, o descansar es para volar (como cualquier ave), éstas se ven tan fuertes, como que ni la tormenta las va vencer. Sabemos que vuelan hacia lo alto y cuando toman su altura saben cómo mantenerse, los aviones son como ellos.
Eso es extendiéndote a lo que está delante, estamos siempre de subida jamás de bajada, ni en retroceso. Puestos los ojos en Jesús, mirando las cosas de arriba, lo sobrenatural, no lo natural y temporal.
En Isaías 54:2 dice: “Ensancha el sitio de tu tienda, y las cortinas de tus habitaciones; no seas escasa; alarga tus cuerdas, y refuerza tus estacas”. Esto es cambia, extiéndete, conoce lo nuevo, engrandece tu vida, tu lugar, no de detengas, que no te sobrecoja ni lo antiguo, ni la costumbre, ni lo cómodo, ni lo estático; Dios nos creó para ir de menos a más, no en sumatoria, sino en multiplicación, fructificando, señoreando, sojuzgando.
No sólo es extendernos, tenemos todo el equipamiento para hacerlo, tenemos los principios directamente de Dios, y el éxito está asegurado, para llegar lejos, muy lejos como Embajadores de Cristo; somos victoriosos, más que vencedores. Sin temor de lo que vendrá, porque el Espíritu Santo nos dice todas las cosas que van a venir, sólo hay que tener oído para El, y percibir todos los asuntos que le pertenecen. Mejor dicho ser un espiritual, no un carnal, ni almático.
Ahora, hay que entender que más fácil es quedarse cómodos, pero amados más glorioso es llegar a la meta. Miren al atleta cuando corre y su meta es pasar la línea de meta, luce como el águila, se extiende, podemos leer sus pensamientos, “yo llego, yo llego, nadie me gana” y se extiende hasta pasar la línea, y sea declarado “campeón” “medalla de oro”.
Extenderse para el águila involucra volar más allá, o más alto que la tormenta, sabe porqué hay tanto pato diciendo: “no me mojaré, no me mojaré, mis plumas me salvaguardan” pero se quedan patos, nunca se remontarán sobre la tormenta. Muchos cristianos se quedan en su pena, lloraré, lloraré, porque la psicología dice “que las lágrimas limpian el alma”, si quieres derrama agua salada, pero no te quedes allí, remóntate como el águila sobre el problema, sobre la circunstancia, imagínense a los antiguos haciendo velorios de 1 mes, o más, qué terrible, ya el muerto fue llevado a la tumba, chao. La vida continua, y si ese cuerpo muerto tuvo por espíritu una nueva criatura, pues está en el cielo y está vivo, gózate que lo verás por la eternidad.
¿Qué no tiene solución? El no extenderte, el no remontarte. Comprendamos esta lección de la vida, seamos como las águilas de Dios, no seamos escasos, ensanchémonos con todo gusto, con toda voluntad. Recuerda que el requisito primordial para extenderte es “olvidando ciertamente lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante” Tú puedes en Cristo Jesús.
Dios y Padre gracias porque cual las águilas podemos alzar el vuelo, con alas fuertes, que no se cansan, Padre prometemos ser como Tú, que nunca se acuerda de lo que pasó, eres el gran Yo Soy, El Ahora eterno, por siempre, y fuimos hechos a Tu imagen y a Tu semejanza, tenemos todo el poder y la fuerza del Espíritu Santo; gracias en el Nombre de Jesús.
Posted in: on 12 de junio de 2010 at en 2:00 a. m.