Cállate, y sal de él!


Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate y sal de él! – Marcos 1:25

¡Qué maravilloso Jesús!
Jesús entró en Capernaum, en días de reposo, y entró en la Sinagoga y enseñaba. Allí se dieron cuenta que enseñaba con autoridad, y NO como los escribas (chispas!! en realidad). Y en la propia sinagoga había un hombre con espíritu inmundo, que dijo: ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
Tratemos un instante esto. Los escribas, los fariseos, los saduceos, los principales sacerdotes, nunca lo reconocieron como: “Jesús Nazareno (con la misión que El vino a la tierra)”, “eres el Santo de Dios” (la persona que realmente era), y de seguro como empezaron a temblar porque reconocieron ¡Quien era! Y ¡enseñaba con autoridad!, veamos que este es el inicio de Su ministerio, y de ranquinquin como solemos decir, “Jesús le reprendió diciendo: ¡CÁLLATE, y SAL DE EL! Y el espíritu inmundo sacudiendo al hombre con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
Pero ¿cómo que el espíritu inmundo sabía que venía a destruirlo? Pues el hombre es la creación de Dios, para mantener comunión con El, la que fue destruida por Satanás, al mentir y hacer que el hombre traicione a Dios, y éste y sus huestes saben que Jesús tiene toda potestad sobre ellos, y que al estar en la tierra y enseñar la Palabra con autoridad era para destruirlos.
Amemos estudiar la Palabra, estudiar a Jesús, en ellas tenemos vida eterna, en ellas encontramos todo lo que somos, y que somos más que vencedores ¿sobre los hombres? NO sobre Satanás y todo los demonios y espíritus inmundos que domina y ordena, dañen la vida de los hombres.
Podemos aprender de Jesús, cómo tratar con estos inmundos, CÁLLATE, SAL FUERA DE EL. No se puso a orar, a temblar, a conversar con el espíritu inmundo, no se puso a declarar las Escrituras. En las narices de los saduceos lo ENMUDECIÓ Y LO ECHÓ FUERA. Es lo que tú y yo debemos hacer, en la potestad, autoridad, Palabra que nos ha sido dada.
Lo sacudió con violencia, actúan para traer temor al hombre, buscan el lugar, el cuerpo que no es el Templo del Espíritu Santo y se posesionan como su casa, y no quieren dejarla, pero a la voz de Jesús, o a la voz de un ungido de Dios, no tienen otra cosa que salir, aunque molestos claro está, pero temblando también, ante la presencia de Jesús. No hay miedo, no hay temor, dice la Palabra que “No tenemos espíritu de temor, sino de poder, de amor y de dominio propio” gracias a Dios. Y en el vrs. 27 dice: “Y todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo:
¿Qué es esto?
¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?
Nueva doctrina, la entrada al Nuevo Pacto, ya no sombras, ni figuras, ni símbolos, ahora es Jesús mismo con todo poder. Con autoridad manda, El dijo el Padre y Yo somos Uno. Es el Hijo que vino a podrir el yugo entre el hombre y el enemigo, es Quien apareció para deshacer las obras del diablo. Es la luz y la vida que fue dada al hombre para su salvación. Jesús ordenaba, y tú y yo ordenamos ahora en el Nombre de Jesús, porque toda potestad nos ha sido dada, no hay temor, y sin pérdida de tiempo. Y es a la forma de Jesús.
Unas Escrituras más – Marcos1:34 “Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios, y NO DEJABA HABLAR a los demonios, porque le CONOCÍAN” vrs.39 “Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y ECHABA FUERA LOS DEMONIOS”. Marcos 3:11 “Y los espíritus inmundos, al verle, se POSTRABAN DELANTE DE EL, y daban voces diciendo: Tú eres el Hijo de Dios”. Así es amados, la única gran tristeza es que los demonios y espíritus inmundos lo reconocen, y los hombres lo rechazan sin siquiera tratar de conocerle, ni saben Quién es, ni qué puede hacer por ellos. Prediquemos, enseñemos, sanemos, que JESUS SEA CONOCIDO en esta generación, depende de los que le conocemos!!!

Dios y Padre gracias por verdadera autoridad, que nunca más la traicionaremos, todo enemigo está bajo nuestros pies, no negociamos, no conversamos con ninguno; nuestra comunión es con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo; gracias en el Nombre de Jesús.

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