Ministros de la Reconciliación
… y nos dio el ministerio de la reconciliación – II Corintios 5:18
No solamente que nos dio el Ministerio de la Reconciliación, sino que también nos encargó la PALABRA de la reconciliación. Y esta Palabra es: “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados” si Dios no toma en cuenta a los hombres sus pecados, tú que eres un ser humano (1) creado por Dios; o (2) hijo de pacto de Dios. No tienes ningún derecho a tomar en cuenta a los hombres sus pecados. Porque entonces estarías tomando el lugar de Juez y el único juez es Dios Quien está sentado en Su trono, y/o eres el acusador, porque solamente Satanás es el gran acusador. ¿De qué lado estás es la pregunta por un millón de dólares?
Mi mente recuerda a alguien que mientras yo caminaba por las instalaciones de la Iglesia a la cual asistía en aquel entonces, me detuvo y esta mujer me dijo: “qué barbaridad recordar que este hombre (un hermano de la congregación) ha sido TAN pecador”, no hagan lo que hice por favor. Pero lo que hice fue decirle: “¿y tú te has dado cuenta qué mentiroso es tu esposo siendo pastor?”. Comprenderán que me gané dos odios hasta el día de hoy, y éstos preciosos pastorean, qué bueno es el Señor. Pero la Palabra dice claramente “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”. Cuando esto ha venido a mi mente el diablo ha querido tomar ventaja de su dardo, le he dicho diablo me voy a reír de ti, y he orado por ellos rodeándolos con Palabra y bendiciones mil porque estoy llena de bendición.
Definitivo amados no podemos tomar en cuenta a los hombres sus pecados, porque no somos los perdonadores divinos, tomamos el perdón de Dios y a cada minuto lo aplicamos a nuestras vidas y a la vida de otros. ¿Han escuchado algo así como: “nunca me perdonaré lo que hice”. Eso sí merece una buena enseñanza de perdón personal.
Bendita la Palabra que nos limpia y nos convierte amados. Me gusta cómo enseña el Espíritu Santo en Oasis de Amor, “sin pasado, por lo tanto: sin culpa, sin condenación” lo que más nos enseña es que somos justos. Ya sabemos que somos salvos, pero a la par necesitamos con urgencia saber que somos justos.
¡Por favor! Enseñemos como digo los dos pies de la reconciliación y de las buenas nuevas, del poder de Dios, la gente de Dios podrá correr si tiene bien puestos sus dos pies. Llámelo como deseen pero necesitamos los dos pies con seguridad y fe, que es lo que fortalece nuestro andar en esta tierra.
Ayer estudiábamos esto con un grupo nuevo, en cuanto a la confesión que encontramos en Romanos 10:9-11 “Jesucristo es mi Señor” esto saca a Satanás de ser el Señor de mi vida, y entrona a Jesucristo como mi Señor cuando al conocer la verdad y fe entra en mi vida tengo las fuerzas sobrenaturales para con mi confesión decir “Satanás fuera para siempre” de ahora en adelante “Jesucristo es mi Señor”, esto lo confieso para SALVACIÓN. Y con mi corazón Creo que Jesucristo resucitó de los muertos y lo creo para JUSTIFICACIÓN. Decidí y asumí para el resto de mi vida hasta la eternidad entonces dos tremendas posiciones: Salvación y Justificación. Creo que fui perdonada, limpiada con sangre inocente sin pecado; que Jesucristo me dio lo que El es y lo mío lo crucificó en Su carne en la cruz y declaró CONSUMADO ES, CANCELADA ESTA la cuenta que cobra Satanás a la humanidad por su traición, y por la sangre de Jesús fui justificado, limpiado, de toda maldad. Ahora el pecado y la muerte fueron juzgados, por la vida, por la sangre, por la muerte y por la resurrección de Jesús; puedo declarar que tengo vida eterna, tengo salud y sanidad, tengo prosperidad, y soy justo: sin condenación, sin temor, sin complejos.
Definitivamente soy apto para ser Ministro de la Reconciliación y ejercer mi función en esta tierra con excelencia; tengo al Espíritu Santo que Dios Padre me ha dado en el Nombre de Jesús para ser luz y sal en esta tierra, y andar como “más que vencedor, triunfante y victorioso en lo todo lo que Jesús ganó para mí”.
Jesucristo amado, soy tu Ministro de la Reconciliación, con Tu Palabra reconcilio a todo hombre contigo, no tomándoles en cuenta sus pecado; porque Tu siendo Rey Señor no lo haces; me encargaste la Palabra de la Reconciliación y con denuedo la doy a los pobres, a los desalentados, a los caídos y son levantados por Tu gracia; gracias Espíritu santo por ayudarme, por mostrarme lo que debo hacer con hacer persona; gracias mi Padre celestial por Tu gran amor por la humanidad.
No solamente que nos dio el Ministerio de la Reconciliación, sino que también nos encargó la PALABRA de la reconciliación. Y esta Palabra es: “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados” si Dios no toma en cuenta a los hombres sus pecados, tú que eres un ser humano (1) creado por Dios; o (2) hijo de pacto de Dios. No tienes ningún derecho a tomar en cuenta a los hombres sus pecados. Porque entonces estarías tomando el lugar de Juez y el único juez es Dios Quien está sentado en Su trono, y/o eres el acusador, porque solamente Satanás es el gran acusador. ¿De qué lado estás es la pregunta por un millón de dólares?
Mi mente recuerda a alguien que mientras yo caminaba por las instalaciones de la Iglesia a la cual asistía en aquel entonces, me detuvo y esta mujer me dijo: “qué barbaridad recordar que este hombre (un hermano de la congregación) ha sido TAN pecador”, no hagan lo que hice por favor. Pero lo que hice fue decirle: “¿y tú te has dado cuenta qué mentiroso es tu esposo siendo pastor?”. Comprenderán que me gané dos odios hasta el día de hoy, y éstos preciosos pastorean, qué bueno es el Señor. Pero la Palabra dice claramente “no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados”. Cuando esto ha venido a mi mente el diablo ha querido tomar ventaja de su dardo, le he dicho diablo me voy a reír de ti, y he orado por ellos rodeándolos con Palabra y bendiciones mil porque estoy llena de bendición.
Definitivo amados no podemos tomar en cuenta a los hombres sus pecados, porque no somos los perdonadores divinos, tomamos el perdón de Dios y a cada minuto lo aplicamos a nuestras vidas y a la vida de otros. ¿Han escuchado algo así como: “nunca me perdonaré lo que hice”. Eso sí merece una buena enseñanza de perdón personal.
Bendita la Palabra que nos limpia y nos convierte amados. Me gusta cómo enseña el Espíritu Santo en Oasis de Amor, “sin pasado, por lo tanto: sin culpa, sin condenación” lo que más nos enseña es que somos justos. Ya sabemos que somos salvos, pero a la par necesitamos con urgencia saber que somos justos.
¡Por favor! Enseñemos como digo los dos pies de la reconciliación y de las buenas nuevas, del poder de Dios, la gente de Dios podrá correr si tiene bien puestos sus dos pies. Llámelo como deseen pero necesitamos los dos pies con seguridad y fe, que es lo que fortalece nuestro andar en esta tierra.
Ayer estudiábamos esto con un grupo nuevo, en cuanto a la confesión que encontramos en Romanos 10:9-11 “Jesucristo es mi Señor” esto saca a Satanás de ser el Señor de mi vida, y entrona a Jesucristo como mi Señor cuando al conocer la verdad y fe entra en mi vida tengo las fuerzas sobrenaturales para con mi confesión decir “Satanás fuera para siempre” de ahora en adelante “Jesucristo es mi Señor”, esto lo confieso para SALVACIÓN. Y con mi corazón Creo que Jesucristo resucitó de los muertos y lo creo para JUSTIFICACIÓN. Decidí y asumí para el resto de mi vida hasta la eternidad entonces dos tremendas posiciones: Salvación y Justificación. Creo que fui perdonada, limpiada con sangre inocente sin pecado; que Jesucristo me dio lo que El es y lo mío lo crucificó en Su carne en la cruz y declaró CONSUMADO ES, CANCELADA ESTA la cuenta que cobra Satanás a la humanidad por su traición, y por la sangre de Jesús fui justificado, limpiado, de toda maldad. Ahora el pecado y la muerte fueron juzgados, por la vida, por la sangre, por la muerte y por la resurrección de Jesús; puedo declarar que tengo vida eterna, tengo salud y sanidad, tengo prosperidad, y soy justo: sin condenación, sin temor, sin complejos.
Definitivamente soy apto para ser Ministro de la Reconciliación y ejercer mi función en esta tierra con excelencia; tengo al Espíritu Santo que Dios Padre me ha dado en el Nombre de Jesús para ser luz y sal en esta tierra, y andar como “más que vencedor, triunfante y victorioso en lo todo lo que Jesús ganó para mí”.
Jesucristo amado, soy tu Ministro de la Reconciliación, con Tu Palabra reconcilio a todo hombre contigo, no tomándoles en cuenta sus pecado; porque Tu siendo Rey Señor no lo haces; me encargaste la Palabra de la Reconciliación y con denuedo la doy a los pobres, a los desalentados, a los caídos y son levantados por Tu gracia; gracias Espíritu santo por ayudarme, por mostrarme lo que debo hacer con hacer persona; gracias mi Padre celestial por Tu gran amor por la humanidad.
Posted in: on 29 de marzo de 2011 at en 2:00 a. m.